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Este lunes fui a recoger el diploma como embajador de la cocina aragonesa que nos concedió la ACA… Cualquier premio o reconocimiento es bonito y, en años tan difíciles como estos, es el doble de bonito… pero permitidme hablaros del auténtico premio.

El premio para mí fue poder hablar con Ramces de Cancook un rato tranquilamente y comentar nuestras movidas de cocineros de tú a tú como hacía mucho que no hacíamos. El premio fue dar un abrazo que llevaba ya mucho tiempo guardado a Clara Cros de la Rebotica y hablar de forma presencial lo que habíamos hablado durante el confinamiento de forma virtual. Un regalo fue ver en directo el relevo generacional de los Escartín, grandes como cocineros y como personas padre e hijo. De lo mejor fue la emoción de Oscar Viñuales y Ramón Lapuyade, auténticos triunfadores del concurso y su dedicatoria a los que hubieran estado en primera línea del concurso y ya no están….

Enorme fue poder dar la enhorabuena en persona a los chicos del Callizo y a Eduardo Salanova por sus recientes estrellas Michelin y ver que siguen siendo los tipos maravillosos que eran con estrella y sin ella. Eduardo Comin, al final algo rascaste 😉

Cristian y Sofia, o no nos vemos nunca o todas las semanas, pero es genial porque sois Gente Rara pero encantadora… Rubén, mejor joven cocinero de Aragón, tienes que defender ese título con fuerza… y me dejo a la mayoría, pero en definitiva creo que la esencia del texto se capta… el auténtico premio fue ese rato con los colegas, lo demás es solo un papel:)